Nunca compro morena en el mercado, pero si pica el anzuelo, el mar nos regala un manjar que hay que aprovechar. Desde las grietas de las rocas con su forma de serpiente esperan a sus presas, aunque en esta ocasión pasó de cazador a cazado, o mejor dicho de pescador a pescado, y eso que ni salimos a «moreniar» ni le cantamos el “ Jo, Morenita…..Jooo”.
No tienen escamas, aunque es un poco difícil de limpiar. Para que se pueda cortar mejor y se seque esa mucosa que la envuelve, lo mejor es salarla y colgarla al sol con alguna protección para las moscas. Yo la trabé en la liña y el sol que tengo todo el que quiera y más se encargó de lo demás. Pasada toda esta parte más engorrosa lo siguiente es fácil y el resultado espectacular, como diría mi amigo Pedro el argentino.

Se trocea en rodajas, se pasa por harina y se fríe en abundante aceite. Dicen que todas las especies no tienen las mismas espinas, esta no sé si por la morena o por la fritura, pero no se apreciaban y solo le quedaba la central.
En Canarias tenemos tres tipos de morena, Muraena augusti o morena negra, Muraena Helena o morena pintada con las manchas amarillas y Gymnothorac unicolor o murión, que también llaman macho de la morena aunque realmente sea una especie distinta.